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martes, 5 de abril de 2011

Indignaos (III). Reaccionar.

Los ciudadanos de a pie estamos siendo víctimas de una crisis de la que están saliendo reforzados, contra todo pronóstico, sus causantes: la doctrina neoliberal, la desregulación, el capitalismo salvaje... Hemos quedado petrificados ante la magnitud del desastre, como cuando vimos en nuestras pantallas las consecuencias del brutal tsunami en Japón. Boquiabiertos, sobrecogidos, sintiéndonos afortunados de no estar allí.

Así hemos asistido al rescate de Grecia o Irlanda. A la imposición de draconianas medidas desde instituciones internacionales. A la devaluación de nuestro nivel de vida. A la pérdida de optimismo y expectativas ante el futuro. Y mientras nosotros callábamos y contemplábamos pasivos el espectáculo, alguien ha decidido por nosotros. Y no hablo de nuestros dirigentes, que parecen ser tan arrastrados por la marea como nosotros. Hablo de una plutocracia invisible dominada por grandes multinacionales, grupos de inversión, especuladores globales... supongo que eso que llamamos "mercados".

¿Cuál es el problema? El gran problema es que no tienen cara. Que no sabemos cómo funciona esa trastienda de poder paralelo al democrático. Lo que sí sabemos cómo funciona es nuestro modelo institucional, supuestamente representativo y democráctico. Es a nuestros representantes a quiénes podemos (y debemos) exigir que nos representen, que gobiernen velando por nuestros intereses, por nuestro futuro. Y es a ellos a quién tenemos que levantar la voz y decir basta. Como han hecho los ciudadanos islandeses, por ejemplo.

Islandia fue la primera víctima del descarrilamiento de esa gran ruleta de casino en que se había convertido nuestro modelo económico, más dado a la especulación que a la inversión. Cuando sus bancos se fueron al garete, la presión de los inversores foráneos (ingleses y holandeses sobre todo, que allí Rumasa no había ofertado sus pagarés) hizo que el Gobierno islandés impulsara una ley que preveía indemnizar a estos inversores. La receta propuesta no era novedosa, por tanto: inyectar dinero público a cambio de lastrar las cuentas públicas y disparar el volumen de deuda. Esto suponía afrontar el plan de ajuste de turno avalado por el propio FMI, el mismo que sólo unos años antes señalaba a esta isla como el paradigma de la virtud del modelo. Sin embargo, tan duro fue el ajuste que los islandeses dijeron, simplemente, no. Dijeron basta. Forzaron un referéndum en el que con el 90% de los votos a favor se negaron a pagar ese precio por algo de lo que no habían sido responsables. Desde entonces un nuevo Gobierno ha negociado unas condiciones menos leoninas que serán sometidas, de nuevo, a referéndum; y se va a reformar la Constitución a través de una asamblea popular, en lo que representa uno de los ejercicios más notorios de democracia directa en la Historia reciente de occidente (aunque esto no haya merecido la atención de nuestros medios de comunicación, no vaya a cundir el ejemplo).

En España, de momento, nuestra sociedad parece seguir narcotizada. Sin embargo se perciben movimientos subterraneos de diverso calado que demuestran que no estamos tan dormidos. Es cierto que, de momento, no nos hemos echado a la calle, como hicieron los portugueses (jóvenes y precarios) hace apenas unas semanas; o que tampoco hemos dado la espalda a las opciones electorales tradicionales apostando por nuevas opciones basadas en el compromiso social y el sentido común, como acaban de hacer los alemanes de Baden-Württemberg, por ejemplo. Pero algo se mueve.

Por ejemplo, hace tan sólo unos meses, se constituyó la Fundación Equo, en lo que se pretende sea la primera piedra en la construcción de una nueva formación política que concurrirá a las elecciones generales del próximo año. Esta formación nacerá desde el corazón de la propia sociedad civil y al margen de todo tipo de tutelas, enarbolando las banderas del ecologismo político, la equidad social y la democracia participativa. Es un proyecto abierto a todo el mundo que comparta ideas y valores que merece la pena defender. Léete su manifiesto. Si quieres unirte al proyecto, simplemente adopta Equo.




O, a raíz del debate sobre la Ley Sinde, se creó el movimiento #nolesvotes, que propugna precisamente eso, no votar el próximo 22M a ninguna de las formaciones políticas que apoyó la norma (PSOE, PP y CIU) y votar (ni abstenerse ni voto en blanco) a cualquier otro partido, mejor si son alguno de los que se opusieron. Este movimiento ha sido impulsado por algunas figuras relevantes en la red, como Enrique Dans o Ricardo Galli. El movimiento pretende, de manera muy acertada, canalizar la profunda desafección ciudadana de la que aquí hablamos, incluyendo en su argumentario, al margen del rechazo a la Ley Sinde, su rechazo al sistema electoral existente o a la corrupción generalizada (consultar su wiki). Eso sí, su objeto de oposición (aunque se valgan de estos otros argumentos) es la Ley Sinde, y pretenden dejar patente con qué apoyo cuentan a través de una elecciones destinadas a elegir nuestros alcaldes y gobiernos autonómicos, lo cual no deja de ser chocante.



Pero hay más ejemplos. Como la comunidad Actuable, que impulsa la comunicación entre la sociedad civil y los gobiernos, empresas y otros actores a través de la posibilidad de suscribir manifiestos que se dirijan a éstos expresando las preocupaciones de los distintos colectivos sociales sobre temas de todo tipo y relevancia. Es un ejemplo de lo que se denomina ciberactivismo y que, a nivel global, encuentra uno de sus mayores exponente en el movimiento Avaaz. Pero que también encuentra su sentido en experiencias más concretas como, por ejemplo, la campaña en favor de la llamada Tasa Robin Hood. O a escala más reducida, aun. Por ejemplo, hace unos días asomaba en la red el movimiento Juventud Sin Futuro.


A ello se suman los movimientos en las librerías, algunos de dimensiones colosales, como el fenómeno editorial de Stephane Hessel, que ha encontrado su continuación en España en la obra coral Reacciona, coordinada por Rosa María Artal, prologada por el propio Hessel y en la que colaborar personalidades como José Luis Sampedro, Federico Mayor Zaragoza o Baltasar Garzón. Y otros más pequeños en tamaño, aunque igualmente interesantes, como No somos hormigas. Lo relevante es que no podemos (¡no debemos!) quedarnos de brazos cruzados. En nuestra mano está hacer muchas cosas, por pequeñas que puedan parecer, que favorezcan el cambio. Así que podríamos decir, "a lo Kennedy", aquello de no te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país (yo cambiaría "tu país" por "la sociedad")


En cualquier caso, es evidente el protagonismo y la oportunidad que Internet nos ofrece (que se lo digan a los jóvenes árabes). En términos de acceso a la información, de comunicación, de organización, de visibilidad... La sociedad civil puede organizarse hoy mejor que nunca gracias a las nuevas tecnologías. Y lo hace al margen del sistema porque, sencillamente, el sistema no ha terminado de zambullirse en este mundo que nos facilita más que nunca la posibilidad de sentar las bases hacia un tan necesario como nuevo modelo de democracia. Más transparente, más participativo, más exigente desde el punto de vista de la responsabilidad. Más dinámico.

Se acabó el que nuestra voz se alce sólo cada cuatro años, que nuestra opinión se reduzca a la elección de la papeleta que depositamos (o no) en la urna. La realidad es más amplia y compleja, y el proceso de toma de decisiones ha de ser lo suficientemente inclusivo para que los ciudadanos nos sintamos representados. Sin eso no hay democracia ni posible ni real. Tampoco, insisto, sin una ciudadanía activa, informada, formada, comprometida y participativa. Y una cosa (un sistema más participativo y transparente) lleva a la otra (una ciudadanía más activa y comprometida). Y viceversa.

Post larguísimo que se resume en: indignados, sí; pero responsabilizados y con muchas ganas de actuar para cambiar las cosas.

Reacciona. Responsabilízate. Sé ciudadano.

4 comentarios:

  1. Bien, bien y bien !!! Totalmente de acuerdo ... en todo !

    Pero una cosa, los primeros responsables de permitir todo esto son los dirigentes. Nuestros dirigentes SON culpables de esta marea. Un ejemplo como bien has dicho: Islandia (http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/gente/tiene/pagar/locuras/bancos/elpepueconeg/20110403elpneglse_4/Tes)

    Es inconcebible que los ciudadanos tengamos que sacar a los dirigentes de su burbuja mediante referendums, para que actúen. Si no se dan cuenta por sí solos ... algo se está haciendo mal en esta democracia ...

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  2. GENIAL!!!!! completamente de acuerdo en todo lo que dices.....

    yo creo que hay una frase que has recogido hoy en el post que para mi es la clave de todo, los ciudadanos no podemos esperar sentados a que la sociedad, los lideres politicos hagan algo por nosotros, somos nosotros y es una OBLIGACIÓN los que tenemos que actuar y por ello vivimos en democracia, la democracia no es cómoda, exige altas cuotas de responsabiliad social, de participacion, de querer saber, de exigir responsabilidad a aquellas personas en las que depositamos nuestra confianza para que legislen, para que gobiernen.......la democracia no es simplemnte depositar un voto cada cuatro años y a desentenderse....porque precisamente por eso estamos como estamos...

    Y este es nuestro turno, esta claro que hay mucha gente dormida que ni quiere ni tiene interés...pero somos muchisimos los que creemos que ser ciudadanos de una sociedad abierta, transparente y verdaderamente democrática (que es a lo q aspiramos y deseamos), exige responsabilidad y que reaccionemos y por ello estamos REACCIONANDO.
    Hay muchisimos movimientos que van en esta linea.

    Por todo eso me gusta mucho como terminas el post, reacciona, responsabilizate se ciudadano. :)

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  3. Me uno al GENIAL!!!!!

    Cuando leo tus posts no puedo evitar sentir optimismo y sensación de cambio!!!

    Me quedaré con esto, que es una crisis sino una etapa de cambios, hagamos algo para que suceda este cambio!!!
    mi más sincera enhorabuena!

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  4. Nunca pensé que pudiera sembrar optimismo! :P

    Muchas gracias por todos los comentarios, como siempre. Lo importante, ahora, es que nos creamos lo que decimos y pensamos, e intentamos hacer algo cada día, a la escala que sea, para cambiar las cosas, para crear valor. No podemos quejarnos si luego no hacemos nada y permanecemos sentados en el sofá. Aunque sea a nivel de hormiga, siempre se puede hacer algo.

    A ejercer de ciudadanos!

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