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miércoles, 11 de mayo de 2011

22M: ¿elecciones generales?

El próximo domingo 22 de mayo los ciudadanos de este país tenemos una nueva cita con las urnas, en este caso para elegir a nuestros representantes en los ayuntamientos y en la mayoría de los parlamentos autonómicos. Una nueva fiesta de la democracia, si tiramos de manido tópico. Sin embargo, sospecho que el ambiente no será precisamente de fiesta, y que muchos ciudadanos no acudirán a la cita o bien lo harán desmotivados, apáticos y faltos de ilusión. No es para menos. Tenemos que elegir a las personas que van a regir el destino de nuestras ciudades y de nuestras Comunidades Autónomas y, sin embargo, parece que nos enfrentamos a unas elecciones generales.

Viñeta de Vergara, 10-05-2011

Por un lado por el papel de los dos grandes partidos políticos, especialmente el PP, ansioso por convertir los resultados del 22M en una suerte de plebiscito a su favor que siente las bases para su desembarco en La Moncloa. Pero también por parte del PSOE que, a pesar de su eslogan (Para que gane tu ciudad) y su pretendida estrategia de centrase en "lo local", no está desaprovechando la oportunidad de utilizar los desbarres de dirigentes populares (por supuesto no puestos en cuestión por el señor Rajoy) para tocar la corneta y llamar a las urnas a sus simpatizantes para frenar a "la derecha más a la derecha de Europa". O si no, no se entiende el discurso de sus "cabezas de cartel" (empeñados en hablar de la política nacional, como Rubalcaba o Chacón).

Por otro lado, está claro que los medios de comunicación están jugando un papel determinante a la hora de trasladar esta imagen, esta sensación. Lo que se ve reforzado con la regulación de la cobertura informativa electoral que las televisiones han de dar a los distintos partidos políticos en función de su representatividad, tema que ya tratamos en un post anterior y que sirve para asentar la imagen de que sólo existen estas dos grandes formaciones políticas, condenándose al ostracismo a las minoritarias. Así que se refuerzan sus mensajes simples y simplistas de confrontación y no se habla de nuestras ciudades y de nuestras Comunidades Autónomas.

Tengo la íntima convicción de que no interesa que se hable, que se analicen las cosas, que se debata. Cuanto más sencillo y plano el discurso, mejor. Se apela a los sentimientos (por desgracia algunos lo hacen a la bilis), más que a la razón. Es lo malo de presentar las cosas desde dos ópticas, únicamente. De hacer de la política un blanco o negro, un conmigo o contra mí (aunque unos abusan más que los otros de esta táctica, todo sea dicho). Esto no es un partido de fútbol y, por tanto, no debería tratarse a los ciudadanos como forofos que deben apoyar a uno u otro equipo.

Viñeta de Forges, 03-03-2011

Por eso, quizá, apenas hay debates (aunque unos se prestan menos a debatir que los otros, todo sea dicho) y los que hay están tan encorsetados que no responden a ese concepto. O se limita la capacidad de acceso a la información de los medios (y, por tanto, de los ciudadanos) distribuyendo material gráfico y de video (debidamente editado para que entre la frase deseada en el telediario) en exclusiva de sus actos públicos. O se hace de ese engendro que son las ruedas de prensa sin preguntas un hecho cotidiano (de nuevo, unos más que los otros, todo sea dicho) al que, por fin, parece que los medios quieren plantar cara (iniciativa #sinpreguntasnocobertura). De manera consecuente, y salvo honrosas excepciones, el uso que los grandes partidos políticos y sus candidatos hacen de las redes sociales no pasan de ser ejercicios de marketing narcisista. No entienden, salvo honrosas excepciones, el carácter bidireccional de estos canales en los que se exponen al mismo nivel que cualquier otro ciudadano, como si bajaran a la calle y fueran interpelados por algunos transeuntes. No se trata sólo de promocionar su candidatura. Ni siquiera de difundir su programa, que también. Tienen que estar abiertos a recibir un feedback de una manera natural. Para la propaganda ya están los bloques electorales de los telediarios, como decíamos.

Me duele que se pervierta de esta manera el sentido último de unas elecciones autonómicas y locales especialmente relevantes en un contexto como el actual, ya que estas dos administraciones son las que están más directamente implicadas en la prestación de los servicios públicos que la crisis que atravesamos está erosionando (da para otro post reflexionar sobre por qué después de treinta años de estado autonómico, con el volumen competencial gestionado por estas administraciones, parece que aun los ciudadanos no hemos asimilado lo que representa el modelo). Se debiera evaluar si la gestión desarrollada por nuestros regidores locales y regionales ha sido acertada o no; si su comportamiento ha sido ético o no; si tienen un proyecto o un modelo de futuro que vaya más allá de la marca o las siglas de su partido o si representan una alternativa...

Se siembra más hastío, más desafección... más statu quo.

En entradas anteriores ya hablábamos de que algo se mueve. Este domingo se han convocado por toda España movilizaciones. Se trata del movimiento Democracia Real Ya. Llama la atención que son jóvenes, tradicionalmente poco activos políticamente. Vienen azuzados por convocatorias anteriores como la de Juventud Sin Futuro y los fenómenos de los libros Indignaos y Reacciona, ampliamente difundidos en las redes sociales. Y su manifiesto, que podrá ser compartido en mayor o menor parte, ante todo demuestra una cosa: algo se mueve. Y lo hace al margen de la ortodoxia partitocrática (pero desde dentro del sistema). Seamos conscientes. Los partidos políticos tradicionales y la forma tradicional de hacer política empieza a ser puesta en entredicho. Atentos.



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