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martes, 17 de agosto de 2010

El sistema electoral español II: los hechos

Pasemos a los hechos. Tomemos los resultados de las elecciones generales de 2008, por ejemplo. El PSOE obtuvo con el 43,64% de los votos 169 escaños: el 48,28% del total. El PP, con el 40,11% de los sufragios, 153: el 43,71%. Las cifras subsiguientes de los restantes partidos que obtuvieron representación parlamentaria fueron:
- CIU, con el 3,05% de los votos, 11 diputados: el 3,14 %.
- PNV, con el 1,20% de los votos, 6 diputados: el 1,71%
- ERC, con el 1,17% de los votos, 3 diputados: el 0,86%
- IU, con el 3,80% de los votos, 2 diputados: el 0,53%
- BNG, con el 0,82% de los votos, 2 diputados: el 0,53%
- CC, con el 0,65% de los votos, 2 diputados: el 0,53%
- UPyD, con el 1,20% de los votos, 1 diputado: el 0,28%
- NA-Bai, con el 0,24% de los votos, 1 diputado: el 0,28%

Con estos datos confirmamos que, en la práctica, nuestro sistema electoral se acerca más a un modelo mayoritario que a uno proporcional (si comparamos porcentaje de votos con porcentaje de escaños obtenidos). Y, además, nos sirven para desmentir ciertos mitos. Como el que asegura que beneficia a los partidos nacionalistas. Con la excepción del PNV (que, efectivamente, se ve muy beneficiado) y la de NA-Bai, el resto de formaciones nacionalistas con representación parlamentaria (ERC, BNG y CC) se ven perjudicadas.

No obstante, sí que es cierto que nuestro sistema electoral beneficia a aquellas formaciones políticas minoritarias que concentran sus votos en ciertos territorios concretos (sólo concurren en ciertas circunscripciones) en contraposición a las que concurren en todo el territorio nacional. Es aquí cuando tiene sentido el tradicional ejemplo conforme al cual, mientras IU con su 3,80% de los votos obtiene 2 diputados, una formación como el BNG alcanza idéntico resultado con el 0,82% de los sufragios. En este contexto parece que los nacionalistas gallegos se ven favorecidos por el sistema. Pero ya hemos visto que, en la práctica, su resultado traducido en escaños es inferior al que porporcionalmente le correspondería en función de los votos que recibe.

¿Qué es lo que ocurre? Nuestro sistema electoral es fruto de su época (se pretendía garantizar la gobernabilidad del país en el comienzo de nuestra andadura democrática) y, sobre todo, del enrocamiento de los dos grandes partidos mayoritarios en su confortable posición, en la medida en que son los grandes beneficiados por este modelo. Los paganos: las terceras fuerzas políticas nacionales (las que concurren en todo el territorio nacional).

El sistema electoral español tiene una virtud indiscutible que sus defensores no se cansan de destacar: la estabilidad. Suele ofrecer mayorías estables que garantizan la gobernabilidad. Aunque ello sea a costa de disfunciones como la de que los tres gobiernos sostenidos por sendas mayorías absolutas (Felipe González en 1982 y 1986 y José María Aznar en 2000) no hubieran obtenido el respaldo en las urnas de al menos un 50% de los votantes, que sería lo suyo si hablamos de sistema proporcional. Esos porcentajes fueron de un 48,11%, 44,06% y 44,52%, respectivamente.

Relacionado con este hecho, ha de entenderse como otra disfunción el hecho de que las coaliciones de gobierno sean en este país algo más bien exótico, que conocemos por las referencias que aparecen en la prensa al hablar de otros países. Lo más cercano son los pactos (más estables o más puntuales) que se tejen en el Congreso entre el grupo parlamentario mayoritario y otras fuerzas (normalmente nacionalistas, como consecuencia de la "condena" a las que nuestro sistema electoral somete a las terceras fuerzas nacionales).

Esta serie de post trae causa de uno anterior, pluralidad verde, en el que hablábamos de la eventualidad cada vez más cierta de que una formación política de corte ecologista concurra a las próximas elecciones generales con posibilidades de obtener representación parlamentaria. Y decíamos que, al margen de todas las dificultades que tendría que salvar, existía un muro insalvable contra el que se estrellaría, de la misma forma que lo han hecho (y lo hacen) esas terceras fuerzas políticas nacionales que cuentan con un relevante apoyo electoral en todo el territorio nacional, pero que al encontrarse disperso entre todas las circunscripciones electorales no se traduce en escaños de manera proporcional. Le ocurrió al CDS. Le ocurre a IU y a UPyD. Y le ocurrirá a esta nueva formación.

El sistema electoral español no deja espacio a terceras fuerzas políticas nacionales. Las vuelve irrelevantes. Las ahoga y estrangula minimizando su peso político en favor de las dos opciones mayoritarias: PSOE y PP. Ello trae consecuencias que, entiendo, son poco deseables.

De entrada, no todos los votos son iguales. Saquemos a la palestra otro de los tradicionales ejemplos de libro que ilustran las disfunciones de nuestro sistema. En 2008 IU obtuvo el apoyo de cerca de un millón de votantes, lo que se tradujo en 2 diputados. CIU, con casi doscientos mil votantes menos, tiene sentados 11 representantes en la Carrera de San Jerónimo. ¿La diferencia? Los de Durán i Lleida concentran sus apoyos en Cataluña, mientras que IU los tiene diseminados por toda la geografía nacional.

Es por ello que los votos que, a priori, valen lo mismo, en la práctica cuentan con un valor muy distinto. O al menos será muy difícil convencer de ello al votante de IU. O al de UPyD. O, probablemente, al de la futurible formación verde.

Y los "culpables", en términos generales y como ya hemos visto, no son fuerzas nacionalistas que, como CIU, se suelen tomar como parámetro comparativo. Los grandes favorecidos por el sistema no son ellos sino los dos grandes partidos. PSOE y PP, PP y PSOE, que se saben destinados a ocupar el poder sin grandes sobresaltos cada cierto período de tiempo, en una suerte de decimonónico turnismo actualizado.

Continuará.

El sistema electoral I: la teoría.
El sistema electoral III: un corolario.

2 comentarios:

  1. !Me ha encantado!
    en la práctica este sistema se está presentando como una barrera infranqueable para otras formaciones politicas nacionales (que no sean PSOE y PP)
    ¿como se le puede explicar al votante de IU que teniendo el 3,80% de los votos, esta formación tenga únicamente dos diputados?

    El hecho de que el PSOE y el PP sean las formaciones mayoritarias no justifica la asfixia a la que están siendo sometidas otras fuerzas que tienen apoyo en todo el territorio nacional y que deben ser necesariamente tenidas en cuenta si queremos una sociedad justa, igualitaria, democrática, abierta, participativa.....

    ¿les pasará factura a las dos grandes formaciones no "bajarse" del caballo del bipartidismo de -ahora me toca a mi, ahora a ti (algunos no asumen ni tan si quiera eso...)?

    Yo creo q si.

    ánimo para el siguiente post, me parece muy interesante.....

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  2. La factura la vamos a pagar todos, en la medida en que la gente está cada vez más aburrida del "siempre lo mismo".

    En términos electorales, con este modelo, el PSOE lo pagará relativamente por dos factores: por un lado, es el partido en el poder (además en un contexto como el actual, que multiplica el desgaste); y, por otro, el electorado de izquierda tiene más opciones por las que inclinarse (en la derecha no hay más opción que el PP, sin perjuicio de que UPyD esté "pescando" tanto en caladeros populares como socialistas).

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