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lunes, 14 de febrero de 2011

Las reglas del juego han cambiado

Se esperaba con bastante expectación la gala de la 25º edición de los premio Goya por numerosas razones. Una de ellas era el discurso que pronunciaría el hasta ayer presidente de la Academia, Álex de la Iglesia, después de la polvareda que levantó su anuncio de dimisión con efecto demorado.

Personalmente no entendí esto del dimito y, parafraseando a José Mota, hoy no... ¡mañana! Pero sí que comprendí sus motivos, ya que se había involucrado tantísimo en el debate que no estaba hablando en nombre del gremio, como representante, sino simplemente, como una parte del todo. Y eso se volvía radicalmente incompatible con su posición de Director de la Academia.

Por eso me gustó su discurso de ayer. Me voy, lo dejo (insisto, creo que hubiera sido más oportuno o bien dejar el cargo en el momento en que anunció su dimisión o bien anunciar la misma justo al acabar de leer el discurso de ayer) pero antes os digo esto como presidente vuestro que soy. Despertad, revolveos, asumid la realidad y actuad.

Hechos. Internet ha revolucionado el mercado del cine (como tantas otras cosas). Internet es el presente, no el futuro. No es un enemigo a combatir, no está poblada por otra cosa distinta a ciudadanos, como lo que hacen cine, música o pan. Como los que van al cine o se quedan en casa viendo Sálvame. Internet es una realidad que está modificando el modo en que entendíamos la comunicación, la información, las relaciones sociales... Y ha llegado para quedarse. Genera problemas y dificultades pero, a cambio, abre una puerta gigantesca de oportunidades.

No se puede negar que Internet está contribuyendo al descenso del número de espectadores en las salas de cine, pero no es ésta la única causa ni, quizá, la más importante. El problema para mucha gente es que no hemos visto (o apenas) autocrítica desde una industria (cinematográfica, musical, editorial...) que parece fiar su futuro y viabilidad a ponerle puertas al campo (¿hay que recordar la sucesión napster, audiogalaxy, kazaa, edonkey, emule, ares, azureus...?), a engendros como las sociedades de gestión de derechos o a aberraciones jurídicas como el cánon digital. O a "leyes Sinde".

No creo que haya nadie que defienda una cultura del "gratis total" (sólo los ignorantes y los necios; y los delincuentes, sí). No lo hace Álex de la Iglesia. Lo que se defiende es que se abandone el tradicional inmovilismo de la industria, enrocada en una posición tan numantina como insostenible (un modelo de negocio en coma terminal) y enfrentada a sus propias contradicciones (las nuevas tecnologías han favorecido el impulso del trabajo de muchos autores pero, sobre todo, demuestran que existe una demanda real y creciente de contenidos; no olvidemos que Internet no es más que el medio).

Efectivamente, suele considerarse a las crisis como oportunidades para el cambio. Pero hay que querer cambiar. Hay que actuar. Pero antes, para dar ese paso, habrá sido necesario asumir la realidad, claro. Decía Isabel Coixet en un reciente artículo de opinión que "el espectador de hoy, mientras ve una película en su ordenador, come, fuma, twitea, contesta correos, cuelga comentarios en los muros de los amigos. Así son las cosas". Así son las cosas. A mi me sigue gustando mucho ir al cine a ver una película recién estrenada en pantalla grande, sentado en una butaca en una gran sala en penumbra. Sigue siendo una sensación única. Pero también he visto decenas de películas en casa, en televisión. O en VHS, películas alquiladas o que me pasaba algún amigo. O en DVD...

Estoy deseando ver la última película de los Coen, pero quiero escuchar al gran Jeff Bridges su voz. En mi ciudad (la de la SEMINCI, por cierto), desgraciadamente, apenas hay cines que proyecten VO, así que me veo abocado a verla en versión doblada, o a ir a Madrid, o a esperar el dvd... O a acudir a internet, donde quizá pueda satisfacer mi demanda. Aunque no a cualquier precio. Busco fiabilidad, seguridad, rapidez y calidad. No quiero cualquier cosa.

Dicen que no es posible luchar contra esta nueva realidad que representa Internet. Ese es el problema, de enfoque. No hay que luchar, hay que adaptarse. Las reglas del juego han cambiado. Yo no pido que nadie me regale su cine, su música, sus libros, pero tampoco quiero que se estrangule el caudal de oferta y se infle  el precio a pagar por el empecinamiento de una élite privilegiada que se piensa que su negocio es diferente al resto y que se niegan a dar el paso hacia un nuevo modelo (hacia una manera diferente de hacer dinero). Decían que no era posible, y llegó iTunes, amazon, netflix, spotify...

Hay que trabajar en ese nuevo modelo para esta nueva realidad. Desde hace un tiempo circula por la red un manifiesto que propone una serie de criterios como punto de partida. No puede decirse que los internautas que Álex de la Iglesia reivindicó como ciudadanos en su conciliador discurso no tengan propuestas. No hay que tenerle miedo a Internet. No hay que temer el cambio.

3 comentarios:

  1. Buen post, ha quedado un pelín largo... pero muy bueno! Lo mejor de Álex de la Iglesia es cómo ha cambiado su forma de pensar de un tiempo a esta parte. Y por qué? Porque ha hecho lo que siempre se le pide a los políticos y nunca lo hacen: escuchar a la gente, escuchar a los que pensaban distinto. Y lo mejor sin duda ha sido, que ha entendido qué está demandado una parte importante de la sociedad. Como dice el manifiesto, no queremos robar ! Pero no queremos pagar 20 euros por un cd. Cómo puede ser que un cd en la fnac recién salido del horno cueste 20 euros y apenas 6 meses después ya cueste 5 euros ? Me siento engañado cuando compro el disco de mi grupo favorito nada más salir al mercado? Pues un poco ... Sobre todo, si ves que transcurridos a penas unos meses, vale la cuarta parte.

    Insisto, cambio de mentalidad ya ! De la Industria, de los interesados en este negocio y de los políticos! Que se creen que están ahí para prohibir, prohibir y prohibir ... Busquemos alternativas y no vayamos a lo más simple, por favor!

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  2. El tema no es que no quieras pagar 20 euros por un CD. Probablemente no quieras pagar nada porque, directamente, lo que no quieres es un CD. ¿Sabes dónde tengo mi cadena de música? En el trastero. Al CD se lo llevó el mp3. Ahora, ya ni eso, por el streaming y la nube. Tengo spotify que presta un servicio estupendo a un precio que encuentro muy razonable.

    Pero en la industria siguen hablando del top manta... y quieren seguir vendiéndonos unas galletas que, sencillamente, ya no queremos, a pesar de que con toda seguridad hoy se escucha más música que nunca.

    Lo explica genial Enrique Dans en su imprescindible "Todo va a cambiar" ;)

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  3. Bueno ... eso es un poco discutible ... Seguramente hace unos años la gente pensaba que ya no se comprarían vinilos y fíjate ... cada nuevo álbum molón sale en este formato.

    Es decir, yo sí sigo comprando cds (uno al mes, más o menos) al precio de 5-6 euros, porque me gusta tenerlo. Se trata de un mercado que ha pasado a ser reducido, como ocurre actualmente con los vinilos. Bien, punto, pasemos al siguiente modelo de negocio ... pero no, nos obcecamos en seguir en la edad de piedra !

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