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viernes, 4 de marzo de 2011

No es ecología, es sentido común.

Estamos en crisis. Llevamos oyendo (y viviendo) esa cantinela más de dos años, en referencia a la crisis financiera global que degeneró en una crisis económica que, finalmente, se ha transformado en una también social y política. GLOBAL. Así, en mayúsculas. De la que todavía estamos intentando recuperarnos para intentar volver adonde estábamos antes, parece. Recuperar la senda del crecimiento. Ese es el eufemismo utilizado.

Sin embargo llevamos en crisis mucho más tiempo. Nuestro "modelo de negocio", nuestra forma de vida, las bases sobre las que descansa nuestro modelo económico capitalista sufren una auténtica crisis sistémica que, efectivamente, nos obligan a asumir que un cambio de modelo se hace necesario. Hacia una nueva economía, sin duda. Y, probablemente, productiva (en el sentido de la segunda acepción que recoge la RAE: útil, provechosa), pero que en ningún caso debería ser "productivista".

El circuloso virtuoso del crecimiento en nuestra economía no es sino el círculo vicioso (y acelerado) en el que se inserta esta sociedad de consumo en la que vivimos y que se alimenta del abuso y explotación de los recursos naturales y humanos llevándonos a unas cotas que no es que no sean moralmente asumibles (que no lo son). Es que son absolutamente irracionales.

A raíz de un artículo que se publicó hace un par de semanas en el suplemento Negocios de El País y del posterior debate que generó el hecho de que su autor se había atribuído como original y propio (también el periodismo está en crisis, qué le vamos a hacer) un material que no lo era, me enteré de la existencia de este vídeo (versión doblada al español, aquí).


Se trata de "The story of stuff", documental obra de Annie Leonard en el que se describe de forma directa, cruda y efectista las perversiones a que conduce -o de las que trae causa- nuestra sociedad consumista).

Asimismo, y gracias a Twitter (tras haber hecho un comentario sobre el citado artículo), descubrí la existencia de un maravilloso documental producido por Rtve.


Se trata de "Comprar, tirar, comprar: la historia secreta de la obsolescencia programada", un estupendo trabajo que (además de resaltar la necesidad de contar con una televisión pública independiente, bien financiada y de calidad), analiza un concepto no manejado por el "gran público" (a pesar de ser víctimas diarias del mismo): la obsolescencia programada. O cómo las empresas fabrican sus productos con una fecha de caducidad artificial para "forzarnos" a volver a la tienda a por más, alimentando la espiral infernal del consumo (ya suficientemente alimentada con otras técnicas como el márketing).

Recomiendo encarecidamente a todo aquél que no los haya visto que dedique un poco de su tiempo (ahora que llega el fin de semana) a hacerlo porque aunque hablen de temas de los que, en principio, somos conscientes (aunque en la práctica cerramos ojos y oídos, inconsciente e interesadamente), sin embargo suponen un instrumento muy gráfico con el que despertar nuestras aletargadas conciencias para hacernos ver lo irracional de este sistema del que somos copartícipes; para ver que el crecimiento económico por esta vía no es ni sostenible, ni racional ni, sencillamente, posible ad infinitum. Y, lo que es más importante, sirve para hacernos recapacitar, creo, aunque sea por unos minutos, acerca del papel que cada uno desempeñamos en esta película.

No vale pensar eso de "y qué voy a hacer yo solo". Que yo recicle sirve para muy poco, pero si lo hacemos muchos empezará a representar algo; si dejo el coche en casa para usar el transporte público, lo mismo; si hago la compra teniendo en mente criterios de sostenibilidad (saber que, para que yo ahora coma melocotones, probablemente me los tienen que traer de la otra punta del planeta, por ejemplo); si soy más eficiente en el uso de la luz... A lo largo del día hay decenas de decisiones que podemos tomar a nivel individual que, llevadas a un plano colectivo, pueden marcar la diferencia.

No son cosas de cuatro chiflados ecologistas. Las cuestiones medioambientales no son asuntos sectoriales sino que tienen un marcado carácter transversal que debería iluminar tanto la política y la economía (no debería poder hablarse de una política o una economía verdes; la política y la economía deberían pensar siempre "en verde" por puro pragmatismo) así como nuestro propio comportamiento. Ser algo inherente por necesario, por ineludible. Por sentido de la realidad. Por sentido común. Por pura supervivencia.

3 comentarios:

  1. No puedo estar más de acuerdo contigo.Es fundamental despertar la "conciencia verde" de la sociedad, es algo que nos afecta a todos y a diario y que no puede ser preocupacion solo de unos pocos.Es muy importante hacer una labor de repolitización de la ciudadania ya que no entiendo cómo algo que es tan obvio cuando somos niños, la proteccion del medio ambiente, se nos olvida cuando nos hacemos adultos.

    Pero no somos cuatro y una iniciativa como EQUO lo va a demostrar

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  2. Una vez que nos hemos concienciado nosotros... A hacer pedagogía, como dicen los políticos! ;)

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  3. Totally agree que dirían los yankis. Un gran predicador de todo esto: Jose Luis Sampedro! http://www.youtube.com/watch?v=pftudoT5XmI

    Empezamos por Equo ;) ?

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