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jueves, 10 de febrero de 2011

Democracia, información y redes sociales

A raíz del post de ayer, retomo el tema de la relevancia de las redes sociales, que me suscita algunas reflexiones. 

Tenemos a nuestro alcance más información que nunca. La máxima de que la información es poder sigue siendo cierta, pero las nuevas tecnologías de la información están contribuyendo a democratizar su tenencia, que ya no sólo es ostentada por una reducida élite. Ni siquiera la información más sensible. Ahí tenemos el fenómeno Wikileaks.

Por otro lado todos tenemos una voz que, es cierto, hemos tenido siempre. Pero ahora contamos con instrumentos para amplificarla si verdaderamente tenemos algo importante o interesante que decir. O que importe e interese, quizá sea más correcto. A su vez, tenemos la opción de estar más informados que nunca. Y yo creo que mejor, ya que la transmisión, selección y análisis de la información ha dejado de ser un monopolio en manos unos pocos. Quiero creer que esta aplicación de las TIC está sentando las bases de una sociedad más abierta, más informada, mejor formada, más libre.

Los acontecimientos de estas últimas semanas en el mundo árabe creo que no son sino una buena muestra de ello. Internet y sus redes sociales sirven para abrir una ventana a través de la cuál dejar entrar aire fresco. Y a través de la cuál dejar salir las voces de aquéllos que en otras circuntancias no podríamos escuchar. Al margen del potencial que estas herramientas tienen como instrumento de movilización.

En el siglo XXI parece muy difícil que regímenes totalmente blindados ad intra y ad extra sean sostenibles (salvando, quizá, el dramático caso de Corea del Norte). En China (pese a la connivencia de Gobiernos y empresas occidentales como Google), Irán (recordemos la reciente revolución verde) o Cuba, por poner tres representativos ejemplos, tienen dificultades para evitar que sus ciudadanos accedan a través de internet a información quelos gobiernos encuentran "no deseable". O, para estos regímenes peor aun, que a través de la red se demuestre que existe una sociedad interna crítica y frontalmente opuesta a los mismos,  integrada por ciudadanos formados e informados, que aspiran a otra cosa... Y que pueden estar incubando la próxima revolución.

Ya en nuestro envidiable occidente, paladín de las libertades y la democracia, estas herramientas pueden servir, como decía, para acceder a más información que nunca, a través de la cual formarnos mejor una opinión de las cosas para, en última instancia, ser más libres. Pondré un ejemplo: la reciente aprobación es España de la reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General que, lejos de actualizar y racionalizar nuestro criticable sistema electoral, se ha limitado ha introducir reformas puntuales, una de ellas especialmente sonrojantes: los llamados bloques electorales en la televisión, que se traduce en extender al conjunto de cadenas (hasta ahora sólo se aplicaba a TVE) la obligación de dar cobertura informativa electoral a los partidos políticos de manera estrictamente proporcional a su representatividad, que es lo que se esconde detrás de los principios de proporcionalidad y neutralidad informativa (artículo 66.2). Lo que se traduce en más propaganda para los dos grandes partidos (que ya abusan de las ruedas de prensa sin perguntas o la autoedición del contenido de sus propios actos) en detrimento de los pequeños partidos o las nuevas formaciones (pensemos, por ejemplo, en Equo, que no rascará bola en las pantallas televisivas durante la campaña electoral).

Al margen de sonrojante, la medida es fruto del trabajo de mentes cortas de miras. Los estudios demuestran que la televisión cada vez ocupa un espacio menor en el tiempo que dedicamos al ocio o a informarnos. Existen otros medios, más allá de los tradicionales. Y aquí es donde entra en juego internet. Con sus reflejos de medios de siempre, con medios nuevos, con blogs, foros, facebook, youtube, twitter... ¿Se va a regular todo esto también? No es posible ponerle puertas al campo.

Lo que no entiendo es que se regula el tiempo que los telediarios dedican a la información durante la campaña electoral pero, acabada ésta, no se regula lo que se emite en televisión en horarios protegidos o no. Y no me refiero a las norias o los sálvame. Me refiero a esas cutre-tertulias nocturnas de la TDT que llenan horas y horas con descalificaciones, desinformación y mala sangre. En campaña un telediario no puede dedicarle un segundo de más a un mitin político, pero no pasa nada porque hoy mismo se envene un día más el agua con gatos rabiosos.

Además, mucho se ha hablado a raíz de la llamada Ley Sinde de lo aberrante que era crear un órgano administrativo censor capaz de decidir qué webs podían cerrarse o no. Pues bien, la reforma de esta ley orgánica pretende convertir a la Junta Electoral en una suerte de órgano censor ya que será el que a priori dicte las reglas de "información electoral" (Instrucciones, las llama la norma) que han de respetar las cadenas. Esperemos que concluya que los principios de proporcionalidad y neutralidad informativa tal y como los entienden PSOE y PP (que para esto sí se pusieron de acuerdo). De momento parece que algo se mueve entre los profesionales de la información, que dicen querer promover que la Defensora del Pueblo interponga un recurso de inconstitucionalidad frente a la norma.

En cualquier caso, y dado que los medios de comunicación tradicionales no dejan de ser empresas muchas veces acomodadas y siempre a punto para ponerse al pesebre y no morder la mano que les da de comer (que, no, no somos sus lectores/oyentes/espectadores), hay que luchar por que internet siga siendo un medio libre, abierto, neutral. Donde cada cual pueda decir lo que le parezca (dentro de la legalidad) y todos tengamos acceso a lo que nos interese (dentro de la legalidad). Sin censuras ni controles interesados.


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