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viernes, 25 de junio de 2010

Transparencia (II)

Es posible que la tristemente famosa plataforma petrolífera explotada por BP en el golfo de México hubiera saltado por los aires de todos modos pero, sin embargo, hoy tenemos la duda de qué habría ocurrido si hubiera estado sujeta a un mayor control por parte de las autoridades norteamericanas. Del mismo modo, es legítimo preguntarse si, una vez producido el accidente, la compañía ha sido totalmente transparente en relación a la naturaleza y circunstancias del vertido. Y es que la única fuente que informaba de la magnitud de la tragedia fue la propia multinacional británica. Existen más que dudas razonables respecto a que se estuvo minimizando y ocultando información. Ello ha repercutido en la imagen de la empresa, claro está, pero también (y sobre todo) en la del Gobierno norteamericano quien ha parecido ir a rebufo de los acontecimientos y nunca controlando la situación. Ex ante como consecuencia de la desregulación y falta de control; ex post, fruto de la falta de capacidad, no ya para encontrar una solución al desastre o forzar a BP a encontrarla (que también) sino porque parece saber poco más que nosotros, los ciudadanos. Con lo cual nos falla doblemente.

Y es que, aunque en general es algo que no se verbalice, los ciudadanos exigimos de nuestras administraciones públicas, junto a la prestación de servicios públicos, una rendición de cuentas, responsabilidad. El principio de accountability es fruto de que los fondos públicos, detraídos de los bolsillos de todos (de manera más o menos equitativa), son limitados y por lo tanto queremos saber no sólo a qué se destinan, sino también con qué intensidad y cuál es el grado de eficacia y eficiencia alcanzado. Todo esto supone que nos interesa saber las alternativas de gasto público que existen, el esfuerzo fiscal que supone cada una de ellas, el grado en el que se cubren los objetivos perseguidos, cuáles eran esos objetivos, y si se ha producido un nivel reprobable de gasto (despilfarro) o no.

A título ilustrativo, resulta interesante un reportaje reciente emitido en el programa de cuatro/cnn+ rec, dirigido por el periodista Jon Sistiaga (¿Era necesario construirlo?). En el mismo se analiza, a través de ejemplos repartidos por toda la geografía nacional, los excesos de la inversión en obra pública realizada en los últimos años (viabilidad, utilidad, necesidad...).

La obra pública, la inversión en infraestructura, ha sido y es una partida que se lleva un pellizco fundamental de nuestros presupuestos cada ejercicio. Al margen de cuestionarnos si ahora mismo resulta ser éste el mejor campo en el que poner el foco para invertir en nuestro futuro (un tema para otro post), lo que es incuestionable es que como ciudadanos debemos saber en qué gastan nuestro dinero las administraciones. Y cómo.

Esto venía haciéndose hasta ahora a través de los cauces tradicionales de control: la oposición, los parlamentos y plenos de las distintas entidades, instituciones como el Tribunal de Cuentas o el Defensor del Pueblo y, en su caso, los Tribunales de Justicia. Pero en el s. XXI las nuevas tecnologías y las exigencias de un nuevo modelo de gobernanza, propio de una democracia participativa e inclusiva, favorecen el que multitud de información en manos de las administraciones públicas se ponga a nuestra disposición.

Este exigencia de "aperturismo" informativo (impulsado en una primera instancia desde la UE, y que en nuestro país se ha materializado en el ordenamiento jurídico en normas como la Ley 37/2007, de reutilización de la información del sector público) ha cristalizado en proyectos como aporta o iniciativas como abredatos, que han servido no sólo para dar visibilidad a esta actitud receptiva y proactiva por parte de las administraciones, sino que también han servido para incentivar la iniciativa emprendedora. Han surgido así proyectos tan interesantes como el de www.gastopúblico.es.

Antes hablábamos de la cantidad de dinero que se destina a obra pública ¿Sería posible , por ejemplo, conocer qué cantidad exacta de dinero destina nuestro ayuntamiento a hacer agujeros? ¿Y a quién se adjudica la obra? Esta web pretende demostrar que es posible, y todo tomando como base la estadística pública. Esa información genera reacción. El usuario tendrá la posibilidad de comentar la obra que le interesa. Un ejemplo tangible de democracia participativa.

Continuará


1 comentario:

  1. Es hora de moverse ya y hacer que las Administraciones cambien a mayor transparencia !

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