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jueves, 3 de febrero de 2011

Una cosa verdaderamente notable

A estas alturas de la película supongo que prácticamente todo el mundo estará al tanto del último highlight “youtubero” que Mariano Rajoy ha protagonizado y que, gracias a esto de las nuevas tecnologías e Internet en general (y las redes sociales en particular), hemos visto sin necesidad de pasar el trago de sintonizar Veo 7 anteanoche.

El líder del PP ha estado estos días de gira mediática mundana, reafirmándose ante su público como el futuro Presidente del Gobierno de este país (no vayamos a llevarle la contraria a todas las encuestas), presidenciable, que se dice. Mostrándose seguro de sí mismo, levantándose de esa cama en la que le llevan postrando un montón de viñetistas como Peridis desde hace tiempo, por su hábito de no ser lo que se dice un animal político precisamente proactivo, ya que parece que su estrategia consiste en esperar, esperar, esperar... Como aquellos emigrantes de la película de Michael Curtiz atrapados en Casablanca esperando el momento de coger el avión a Lisboa. Rajoy va a Moncloa, y lo llevan en volandas las circunstancias... así que para qué hacer méritos. Para qué hacer política.


En estas estábamos cuando mira tú por dónde decide asomar un poco la nariz. Quizá sus asesores le recomendaron que se moviera un poco no fuera a ser que un agonizante Zapatero le arrebatara iniciativa política con su pacto social, que parecía que finalmente iba a fructificar. Así que qué mejor cosa que prestarse a que le amigo Pedro J. le entreviste a uno en su periódico amarillo y en su canal de TDT. Y, hala, a ejercer de presidenciable. Y a aportar propuestas, que tanto se le crítica por no hacerlas.

Y aquí estamos, haciendo chascarrillos por una cosa verdaderamente notable: al presidenciable Rajoy le pregunta una joven estudiante universitaria por las medidas que piensa adoptar para crear empleo cuando llegue al Gobierno y, oiga, que se trastabilla y balbucea (más de lo habitual) y no le sale ninguna. Lo que explica, no sé si tirando de retórica, retranca o cual otra de sus contrastadas virtudes oratorias, y dice: "es que me ha pasado una cosa verdaderamente notable: que lo he escrito aquí y no entiendo mi letra". ¡Hala! Hoy todo el mundo haciendo chanzas por este "lío", como seguramente el propio Rajoy podría calificarlo.

Pero yo no quiero hacer más leña del asunto aquí. Simplemente porque no me parece una cosa tan notable. No lo encuentro cómico. Que el principal aspirante a ocupar La Moncloa y actual líder de la oposición no tenga un discurso estructurado más allá del "lo que este país necesita es unas elecciones" es desalentador. Pongámoslo en sus términos. Dice que España vive el drama del paro sin que el señor Zapatero aporte nada. ¿Qué aportaría él? Se lo preguntaba, inocente, esa votante, provocando el "lío" en la respuesta de marras. Pero es que se lo vienen preguntando a él y a sus correligionarios tanto en sede parlamentaria como fuera. ¿Qué proponen? ¿Cuál será su programa político? (su contrato para con los ciudadanos).

De tan confiado que se siente el candidato Rajoy, en una entrevista por fascículos en El Mundo por fin nos presentaba  sus medidas: económicas y políticas. ¿En qué se concretan? Bueno, por lo que a las económicas se refiere, consisten muy fundamentalmente en insuflar aire al ladrillo, para ver si lo resucitamos, que está contrastado que asienta las bases de un modelo económico de futuro. Ello aderezado con bajadas de impuestos para pymes sin concretar. Sin concretar no ya esa rebaja fiscal (que también) sino cómo piensa compensar esa detracción de ingresos para el erario público y, al tiempo, luchar contra el déficit, otra de sus grandes cruzadas. Aunque sobre esto del déficit algo apunta. A las CC.AA., como fuentes de nuestros males, se las debe meter en vereda a base de ley. Se ve que su partido no gobierna en ninguna CC.AA. que se haya pasado la vigente normativa al respecto por el forro del Estatuto de Autonomía. Ah, que no se me olvide. Prorrogaría la vida útil de Garoña, no vaya a ser que nuestro mix energético se vaya al garete sin la aportación de sus 460 Mw. No sé qué es más triste, si introducir esta medida en el top ten de su plan económico de salvación o que no tenga el arrojo político de apostar abiertamente por la energía nuclear.

Hablando de arrojo político. Sus medidas polítcas: un gran pacto político nacional sobre el modelo de Estado. Que seguro que no hay nada que nos guste más a los españolitos, que PP y PSOE se pongan de acuerdo sobre temas capitales, sea el modelo de Estado, la educación o que el sol se pone por el oeste. Pero hace falta pedagogía, que se dice. A ver si los españolitos asimilamos de una vez que el requisito sine qua non para que haya pactos es que el PP esté en el poder.

Más curisosidades. Habla de despolitizar la Justicia, ¡como si él no hubiera tenido nada que ver en el asunto! O que derogaría la actual Ley del aborto... aunque reinstaurando la antigua. O sea, que no es un problema de fondo, sino de quítame allá esos permisos paternos. Eliminaría también el cánon digital a cambio de sustituirlo por un sistema más justo de protección de los derechos de autor. ¿Cuál? Se ve que todavía no lo tiene definido del todo, por aquello de que quizá lo hubiera propuesto ya en el Parlamento durante el debate de la llamada Ley Sinde.

En fin. Desde mi punto de vista, lo de siempre. Un poquito de populismo y ninguna propuesta, no vaya a ser que la liemos con lo bien que va la cosa.

Las elecciones las pierden los Gobiernos, no las gana la oposición. Es una regla que se cumple casi siempre. Zapatero ha decepcionado a mucha gente que no tiene ninguna intención de votarle. Algunos, incluso, quizá podrían sentirse atraidos por Rajoy. Pero debería ofrecer algo más que eso de repetir machaconamente "generamos confianza".

Pero es más cómodo esperar, cabalgar la crisis tumbado, leyendo las encuestas y sin levantar mucho la voz, sólo para repetir los eslóganes que le han escrito sus asesores... de márketing. Todo para que cuando en 2012 llegue el momento de las urnas, gane por incomparecencia de una buena parte de los electores. Eso sí que va a ser una cosa verdaderamente notable.

2 comentarios:

  1. Bueno, considero que por lo general el nivel de los políticos españoles es bastante mediocre. A Rajoy se le ve bastante resolutivo en el Congreso y ha tenido grandes debates del Estado de la Nación.

    Otra cosa es llevarle a la tele... En definitiva, parece que los políticos son como esos animales en peligro de extinción que si los sacas de su habitat, lo pasan realmente mal. No saben adaptarse y, eso, les condena a la extinción ;)

    Entre lo que hace uno (ZP no necesita ni hablar, bastante con los hechos) y lo que dice el otro, pasamos por los peores momentos de nuestra joven democracia.

    Y lo peor: que no tenemos alternativa hasta que no se consiga cambiar la ley de partidos ... y la pregunta es cómo se puede conseguir ?

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  2. Estoy de acuerdo contigo en que el nivel de los políticos españoles es bastante mediocre. Sobre lo de los grandes debates de Rajoy... creo que menos el último, según las encuestas, ha perdido en todos... Y ZP no es una referencia en oratoria de hemiciclo, precisamente.

    Los debates parlamentarios, desgraciadamente, son de todo menos un debate. Se llevan los discursos preparados de casa y se limitan, poco más, que a leerlos y lanzar sus consignas. Igual que se preparan sus intervenciones en las contadísimas entrevistas que conceden (lo que se estila son las ruedas de prensa sin preguntas, ya sabes).

    Dejando al margen el carácter de la entrevista de Rajoy con el ínclito Pedro J., lo que no es concebible es que el candidato de la oposición no tenga preparada una respuesta a una pregunta tan previsible.

    Nadie esperaba que nos dé una receta mágica que no tiene. Lo que se esperaba era la típica respuesta de manual de político llena de declaraciones vacías y lugares comunes.

    Entre otras cosas, lo yo quería denunciar con este post es hasta qué punto la política (el formato de la entrevista de Rajoy en El Mundo+Veo7 es un buen exponente de fenómeno publicitario y preparado, como demuestra la portada del diario y el público del plató) se reduce a márketing, a eslóganes fáciles prefabricados, a demagogia de cantina. A vacío.

    Otro tema es la prostitución del periodismo.

    Nos tratan como a borregos. No lo somos, no nos dejemos, no actuemos como tales.

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